De vuelta a El Valle de Antón: chorro Macho y orquidiario
De vuelta a El Valle de Antón: chorro Macho y orquidiario
La vegetación exuberante, los colores de la naturaleza, la niebla que se posa en el aire tras la lluvia, la temperatura agradable, la humedad y el olor a «verde» son «ingredientes» que me llenan y hacen felices a mis sentidos. Es por eso que El Valle de Antón es uno de mis destinos favoritos si de pasar un fin de semana relax o de llevar a mis visitantes a conocer las bellezas de mi Panamá, se trata.
Después de que Mónica, Jaime y François se bañasen en las cristalinas aguas del archipiélago de San Blas, viesen ballenas, tiburones y tortugas buceando en la Isla de Coiba y recorriesen los senderos del Panama Rainforest Discovery Center en el Parque Nacional Soberanía, buscaban un sitio más tranquilo para pasar su último fin de semana en Panamá y por supuesto, mi sugerencia fue clara, ¡vamos a El Valle de Antón!
Ubicado en la provincia de Coclé, a 120 Km de la ciudad de Panamá, el Valle de Antón es uno de los destinos turísticos más populares de Panamá. Cuenta con un clima agradable, —menos cálido que el de las zonas de costa—, con una flora y fauna muy diversa y muchos sitios naturales de interés. Es además el hogar de la rana dorada panameña (y de muchas otras especies de anfibios) y de la india dormida y según los geólogos este valle es en realidad el cráter o la caldera de un volcán.
La lluvia vespertina nos acompañó durante todo el fin de semana, pero sinceramente no me importó, pues ayudaba a crear ese ambiente mágico, lleno de bruma que envuelve a las montañas y que tanto me gusta.
Nos hospedamos en el hotel Rincón Vallero, a pocos minutos de la calle principal de El Valle. Tal vez no sea el más moderno, pero su ambiente campestre, sus estanques llenos de peces de colores, la vegetación circundante, el patio donde mi pequeño viajante puede correr y jugar a sus anchas y el trato amable y personalizado, siempre me hacen volver.
Nuestra aventura comenzó temprano por la mañana en el chorro Macho, una caída de agua de 30 mts. de altura, en medio del bosque, rodeada de senderos y puentes colgantes, que se ha convertido en uno de los íconos más reconocibles de El Valle de Antón.
Además de la caída de agua, hay una piscina natural y para los más intrépidos una tirolina de cuatro tramos gracias a la cual es posible viajar a través de la copa de los árboles y pasar desde el aire, junto al propio chorro. Un toque de adrenalina que dejó a mis visitantes cargados de energía.
Fui dispuesta a conocer nuevos destinos, así es que segundo punto de nuestra agenda fue una visita al Orquideario de APROVACA (Asociación de Productores de El Valle de Antón y Cabuya). Vimos el cartel que lo promocionaba desde la vía principal y decidimos echarle un vistazo.
Se trata de un lugar dedicado al cultivo y conservación de especies nativas de orquídeas y que por supuesto tiene como fin la preservación de estas fascinantes plantas de flores cautivadoras. Al llegar creí que se trataba de un lugar pequeño, pero en cuanto entramos me sorprendió la variedad -y cantidad- de plantas aromáticas y de orquídeas, unas en flor, otras de menor tamaño y sembradas en pequeños potes, esperando todas a ser trasplantadas y devueltas al bosque, su hábitat natural.
Además de ser un sitio ideal para estudiar a las orquidáceas, la asociación ofrece hospedaje en cabañas y habitaciones a precios muy razonables (Hostal Orquídeas (+507) 983-6472), una opción a considerar para una siguiente visita.
Otros dos destinos completaron nuestro itinerario: el serpentario maravillas tropicales y el sendero de los árboles cuadrados, pero de eso hablaremos más adelante ;).