Fortificaciones para escapar de los monstruos de Transilvania
Fortificaciones para escapar de los monstruos de Transilvania
El pasado lunes 19 de marzo fue libre en Madrid, por ser el día de San José, y Natalie, nuestra amiga @Lussyvr y yo lo aprovechamos para conocer uno de los países del Mar Negro, Rumanía. Específicamente, visitamos la mítica región de Transilvania, cuyo nombre conjura imágenes de todo tipo de criaturas de la noche en nuestras mentes. Pero esta región, situada en medio de los Cárpatos, es también conocida por sus parajes naturales excepcionales. Por ello es la más visitada del país, y para muestra, un botón: el capítulo sobre Transilvania de la guía Lonely Planet de Rumania comprende 92 páginas, ocupando un 25% de la guía. El siguiente capítulo más largo de la misma es el de Moldavia, con 34 páginas.
Lo que más me llamaba la atención de Transilvania, sin embargo, no eran las leyendas de vampiros, sino las iglesias fortificadas construidas o modificadas por los inmigrantes sajones para protegerse de las invasiones en esta zona cercana al imperio Otomano y a los tártaros. Como mencioné en mi artículo con consejos para elegir destinos vacacionales, una de las cosas que hago siempre que planeo un viaje es investigar qué lugares cercanos la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad, y fue así como se me reveló la existencia de estas iglesias.

Con esta excusa exploramos los pueblos de Biertan, Prejmer, Hărman, Saschiz y Viscri, realizando en este último una interesante visita guiada a su iglesia por una anciana de ascendencia sajona, roma y rumana. Subimos por unas crujientes escaleras de madera a su torre centenaria, donde solamente unas tablas se interponían entre nosotros y los varios metros de caída libre hasta el suelo que rodeaba a la iglesia. Natalie pasó un gran susto al subir, recorrer, y bajar de la torre, pero creo que en el fondo disfrutó la experiencia. Para mí la visita a Viscri y su iglesia fue el mejor momento del fin de semana.



Y asegurar que la visita a Viscri fue mi parte favorita del fin de semana es bastante decir, puesto que también visitamos el fastuoso castillo de Peleş, en Sinaia, por recomendación de mi hermana, quien lo visitó el año pasado. Es más palacio que castillo, construido en el siglo XIX, cuando ya no se construían residencias fortificadas. Y qué clase de palacio… Solamente basta decir que tiene 30 salas de baño, con agua corriente, en una época en la que esto era una toda una novedad. La decoración de Peleş es exquisita y muestra distintas influencias, desde la región de origen de la familia real, Sajonia, Alemania, al Magreb, el imperio Otomano, Francia y España.

Nos quedaron muchas cosas por conocer, como Sighisoara, ciudad por la que pasamos camino a Biertan, y cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; o Bucarest, la capital del país, antaño llamada «la pequeña París», donde solamente pernoctamos durante nuestra última noche en el país del delta del Danubio. Pero como siempre digo, esto nos da una excusa para regresar. Y como bien podría decir algún personaje de una novela de vampiros: muero por volver a Transilvania.
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Maleny
El Castillo de Peleş también fue el primero en tener electricidad de todos los castillos europeos. Realmente hermoso, tenemos que llevar a Mami, que cuando estudió la visita solo era para rumanos.
silviamacu
Hermosos lugares!
Carlos Ho D.
Así es, Silvia, nosotros quedamos con ganas de volver y poder explorar la zona más a fondo. Nos quedaron tantas cosas por ver…
Lussy
La verdad que Rumanía tiene mucho encanto.
Carlos Ho D.
¡Jejeje, hay que volver!
Fotos de la semana Nº 12, 2013: iglesias fortificadas de Transilvania | El perro viajante
[…] en muchos casos parecen más castillo que iglesia, como sucede con la del pueblo de Biertan. Ya en una entrada anterior escribí un poco sobre nuestro viaje, aunque tengo pendiente dedicarle unos párrafos más a […]