Meravigliosa Venezia

Meravigliosa Venezia
12/06/2012 3 comentarios Europa, Italia, Viajes Natalie Michelle Jurado Solanilla

…Vamos juntos hasta Italia, quiero comprarme un jersey a rayas. Pasaremos de la mafia, nos bañaremos en la playa…

Venecia, Hombres G

Una ciudad cautivadora, una ciudad que seduce… Una ciudad para los amantes. Así definiría yo a Venecia.

Ese fue el pensamiento que acudió a mi mente aquella primera tarde de visita en la Reina del Adriático, cuando tras colmar mis sentidos con imágenes de ensueño, cerré los ojos para llenarme de la brisa marina y perderme entre las notas de un melancólico acordeón que sonaba en la distancia.

¿Qué puedo decir? Venecia me atrapó. Me enamoró a primera vista como lo hizo durante aquella primera visita hace 12 años.

Y es que la experiencia de perderme entre sus callejones de piedra angostos y sinuosos, atravesar sus cientos de puentes y escalinatas, surcar el Gran Canal a lomos de un vaporetto —o porqué no, de una góndola— o sentarme en la Piazza San Marco a imaginar la vida en la república de antaño, es simplemente inigualable.

Una góndola surca en solitario el Gran Canal Veneciano
Una góndola surca en solitario el Gran Canal Veneciano

Atracadero de góngolas con la basílica de San Giorgio Maggiore de fondo
Atracadero de góngolas con la basílica de San Giorgio Maggiore de fondo
El Puente Rialto, uno de los símbolos de Venecia
El Puente Rialto, uno de los símbolos de Venecia

A pesar de mis palabras anteriores he de admitir que no todo fue luz y color en Venecia, ya que, cuales fieles compañeras, las nubes cargadas de lluvia vigilaban nuestros pasos amenazando con emparnos en cualquier instante, y esa sensación —que a ratos se transformó en vivencia— nos acompañó durante todo el viaje.

No obstante, aquí hasta la tempestad tiene su lado amable, ya que esos atardeceres nublados y fríos que cubren a la ciudad también la envuelven de un halo de misterio, que junto a la niebla que se levanta de los canales y la oscuridad solemne que se cierne sobre sus callejones, ha inspirado más de una historia fantasmagórica. Y esto, a los amantes de las novelas de misterio como yo, ¡nos encanta!

Ya lo sé, queda claro que no puedo encontrarle «peros» a Venecia, una ciudad en la que a cada paso y casi sin quererlo me encontré con una maravilla detrás de otra.

La noche veneciana, hermosa y a la vez misteriosa
La noche veneciana, hermosa y a la vez misteriosa

De hecho, fue así como llegué al sestiere San Marco, el barrio más turístico y monumental de la ciudad, donde quedé sorprendida  con la cantidad de tiendas de lujo, talleres de arte y locales chic, orientados a compradores con los bolsillos abultados y a personalidades dispuestas a darlo todo por la moda. Definitivamente, yo no me identifico ni con lo uno ni con lo otro, pero admito que sus vitrinas elegantes y coloridas contribuyen al atractivo y encanto de la ciudad.

Vitrinas de lujo en el barrio San Marco
Vitrinas de lujo en el barrio San Marco

Y fue aquí donde también me encontré con uno de los rincones más hermosos de la urbe, la Piazza San Marco. Un gran espacio abierto con vistas al Canal della Giudecca y rodeada por edificios tan emblemáticos como el Palacio Ducal, o la Torre del Reloj. Palomas acampando a sus anchas, vendedores de souvenirs y turistas anonadados completaban la estampa donde brilla cual reina colosal la basílica de San Marcos.

La Piazza de San Marco con la Torre dell'Orologio
La Piazza de San Marco con la Torre dell’Orologio
La Basílica de San Marcos junto a su imponente campanario
La Basílica de San Marcos junto a su imponente campanario
Mosaico de San Marcos en el museo de la basílica
Mosaico de San Marcos

Sin ahondar en muchos detalles, me gustaría compartir que este templo, clara muestra de la influencia bizantina en la zona (es por eso que me recuerda a las iglesias ortodoxas) fue erigido para guardar los restos mortales de San Marcos el Evangelista, santo patrono de la república, que llegaron a la isla procedentes de Alejandría. Y ya de paso, se convirtió en símbolo del poder y la riqueza venecianos.

La entrada al recinto es gratuita aunque como hay tantos visitantes, el interior no se puede recorrer libremente sino en fila india y a través de un paso delimitado que serpentea por el perímetro.

Una vez dentro, dos cosas llamaron mi atención, el suelo ondulado producto del lento pero innegable hundimiento de la ciudad y los exquisitos mosaicos dorados que decoran bóvedas y cúpula; de allí que fuese conocida antaño como la Chiesa D’Or (iglesia de oro). El árbol genealógico de la Vírgen María y la representación del génesis bíblico son a mi gusto los más imponentes.

El Génesis Bíblico decora una de las cúpulas de la Basílica de San Marcos
El Génesis Bíblico decora una de las cúpulas de la Basílica de San Marcos
Postal del árbol genealógico de la Virgen María
Postal del árbol genealógico de la Virgen María

Una vuelta por la basílica, por más pausada y atenta que sea, sabe a poco, así es que, junto a mi grupo de viaje decidí continuar la visita en la terraza (coste: 5€) donde, cual invitada de lujo a un palacio, percibí en toda su magnitud el hervidero en que se convierte la plaza, la majestuosidad del Palacio Ducal y las dos columnas de granito sobre las que descansan el León de San Marcos y la estatua de San Teodoro (primer santo protector de la ciudad) que custodian la entrada a la isla desde el  Canal della Giudecca.

Compitiendo en atractivo con las vistas de la plaza aparecen los Caballos de San Marcos, cuatro corceles de bronce que, para simbolizar el poder del estado, fueron colocados en la terraza de la basílica en el año 1254. Esta escultura solía decorar el Hipódromo de Constantinopla, pero llegó a Venecia tras el saqueo que siguió a la toma de la capital bizantina. De hecho, los de la terraza son una réplica, estando expuestos los originales en un museo, a pocos metros de distancia.

Las vistas del canal de la Giudecca desde la terraza de la Basílica de San Marcos
Las vistas del canal de la Giudecca desde la terraza de la Basílica de San Marcos
Uno de los caballos de San Marcos mira atento hacia la plaza. De fondo, el campanario.
Uno de los caballos de San Marcos mira atento hacia la plaza. De fondo, el campanario.

Mientras observaba desde las alturas el transcurrir de la vida en la piazza, pensé en que además de recorrer edificios monumentales y plazas, una visita a Venecia no está completa si no caemos en la tentación de comprar o de participar en alguno de sus muchos reclamos turísticos. Y es que ¿quién no ha oído hablar del renombrado cristal de Murano, fabricado en una de las islas vecinas de la ciudad (y de la cual hablaré en otro artículo) o las máscaras y antifaces, típicos del carnaval de Venecia?

La verdad es que ambos productos son en sí mismos un espectáculo que afortunadamente podemos encontrar durante todo el año, en casi cualquier local comercial y ajustados a todo tipo de presupuestos.

En el caso de las máscaras, me limité a mirarlas, a deleitarme con sus colores vibrantes y a perderme en sus texturas, con la auto-promesa de algún día usarlas durante su famoso carnaval. Ya sé que tengo que ahorrar y ahorrar para cumplir este sueño, porque entre alojamiento, entrada a un baile y el atuendo apropiado se me puede ir un dineral, pero estoy segura de que en un futuro no tan lejano se hará realidad.

Programa de actividades del carnaval de Venecia 2012
Programa de actividades del carnaval de Venecia 2012

Y qué decir del señuelo veneciano por excelencia: los gondoleros; personajes a rayas, que con su habitual galanteo dan fe de la fama seductora, atrayente y zalamera de los italianos e invitan a conocer en 30 minutos la mejor cara de su ciudad (por 80€ claro está). ¡Definitivamente todo un atractivo turístico!

Gondolero veneciano
Gondolero veneciano

En fin, como dije antes, esta es una ciudad para enamorar y para enamorarse, donde cada rincón tiene un je ne sais quoi especial que intriga a cada gusto. Para mi fortuna, nuestra visita dio para conocer más maravillas de la otrora llamada Serenísima: la isla de Murano, el Palacio Ducal, los mejores helados que he probado en mi vida…  Así como Venecia me dejó con ansias de conocerla mejor, espero que este relato despierte en ti la curiosidad por leer el siguiente de esta crónica de mi viaje a Venecia, la fabulosa Ciudad de los Canales.

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    Mi día en el Palacio Ducal de Venecia | El perro viajante

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